Los mejores recuerdos son los que nacen del agradecimiento: -Jaquetón fue uno de ellos.
Surgió como un encargo de Roberto Lam cuando, gracias a su talento y dedicación, el Ajedrez tuvo su mejor momento en nuestro pueblo.
Como escuderos de un invencible Quijote, mi primo Jesús (Chuíto) y yo, fuimos nombrados por Roberto como miembros de la Comisión Provincial de Ajedrez Postal y Activistas también del Ajedrez Vivo en La Salud. ¡Qué rimbombante!
Éramos un par de muchachos con muchos sueños.
Una vez terminados los preparativos de un torneo de primera categoría y en la víspera de su inauguración Roberto puso en mis manos medio millar de hojas blancas y una pequeña imprenta de manos:- preciosa caja de madera repleta de gomigrafos con todas las letras, los números y algunos símbolos muy útiles.
-A partir de mañana, – me dijo- vas a escribir un reportaje de lo sucedido en cada ronda; lo mecanografías con cuidado en estas hojas membreteadas y al día siguiente lo publicamos en el mural de la Academia. Puedes firmarlo con tu nombre o con un seudónimo pero, lo importante es que todos sepan que también tenemos periodista.
No lo dudé. Es más, no sé por qué, lo consideré adecuado.
El índice del primer periodiquito contenía la introducción al torneo, una semblanza sobre uno de los participantes, la transcripción de la mejor partida ejecutada durante la noche, la tabla de posiciones y una anécdota jocosa.
Cuatro horas antes de comenzar la segunda ronda, se exhibían muy orondos en el salón de la Academia el boletín y su flamante escritor.
Reynaldo Rodríguez Cordero, maestro insigne de los saludeños, participaba en el torneo y era además mi maestro de Educación Física en la escuela.
Lo vi emocionado frente al mural leyendo con mucha pausa todo el reportaje. Al finalizar me felicitó con entusiasmo, me halagó delante de los curiosos que ya merodeaban por el salón, hizo hincapié en lo picante de la anécdota y me llevó aparte…
-Mira lo que tengo que decirte. Encontré dos o tres faltas de ortografía que deslucen tu esfuerzo. Eso no tiene que pasar. No es una crítica, es una alerta, y desde ahora me ofrezco para revisar lo que escribas antes de colgarlo ahí.
– Muchas gracias maestro. Así será.
En la casa comenté el descalabro con mi único hermano, que siempre ha sido maestro y guía en todo, y como era de esperar también me ofreció sus servicios y me regaló además un prontuario ortográfico que me sirvió de mucho.
A estos tres maestros en mi vida, a Roberto, a Reynaldo y a mi hermano Pedro José, les agradezco de corazón su buena vibra.
Luis Carlos Coto Mederos
Víbora Park, abril del 2023