Otra historia saludeña de fantasmas

Ni el frío extremo de aquella mañana dominical de febrero impidió que la señora Esmérida asistiera al cementerio del pueblo a cumplir con su esposo fallecido meses atrás. Desde el infausto día de su pérdida asistía domingo tras domingo, bien temprano, a limpiar y embellecer con flores la tumba familiar.

Aquel era un domingo atípico, pues, aunque los fríos son muy benignos en Cuba, esa mañana el termómetro se daba el lujo de bajar hasta los 2 grados centígrados.

Serían las seis de la mañana cuando la anciana se envolvió en una frazada blanca, tomó unas flores del patio, unos instrumentos de limpieza y partió calle abajo a cumplir su compromiso. Todavía entre dos luces llegó al sagrado recinto, abrió la gran verja frontal que chirriaba por el óxido acumulado, entró y la volvió a cerrar con delicadeza.

-Esposo querido, he llegado hasta aquí sin encontrar a nadie en esas calles. Me vas a perdonar la limpieza tan precaria de hoy, pero estoy tiritando y no me siento capaz de tirar agua con detergente. Creo que barreré meticulosamente todo y te pondré las flores. Tampoco podré permanecer mucho rato. Tu hubieras sabido perdonarme si no llego a venir, pero decidí hacer lo posible para no quedarme con cargos en la conciencia.

Hecho el servicio rezó un padre nuestro, recogió los enseres, se envolvió en la blanca frazada cabeza y todo, y semisatisfecha emprendió la vuelta.

En el mismo instante en que la verja anunciara su salida iba pasando, ensimismado, desentendido, un señor que miró de soslayo hacia el lugar del chirrido. Cuando enfrentó aquella figura de ultratumba que representaba la anciana lanzó un alarido de terror congelado en medio del silencio matinal y emprendió una estampida olímpica por las desoladas callejas.

-Oiga, oiga señor, no corra, venga, venga, no corr…

Todo fue en vano. Quien haya sido el señor, estoy seguro que, en algún momento, en algún lugar, le confesó a alguien que un día, amaneciendo, vio un fantasma.

Luis Carlos Coto Mederos

Víbora Park, enero 2022

2 thoughts on “Otra historia saludeña de fantasmas

  1. Bendiciones mi amor por tan simpática y bella historia de fantasma..adoro esta historia un 😘 y sigue escribiendo así bendiciones…

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