Hondos Huéspedes
Estos que nacieron inéditos como rostros sin nombre del fondo de mi piel son -amén de otros disturbios- meros sueños. Motivos que me encantan con sus vuelos. Presagios escondidos. Hondos versos. Huéspedes que me habitan todo el tiempo.
Un hombre
Un hombre solo sentado en su memoria un pobre hombre al que le falta el ímpetu inacabado ruin agrivencido. Lo hicieron con arcilla adulterada y aplaudieron al final no sé aplaudieron. Nadie lo ve curarse las costillas.
Con tantos hombres
Estoy enfermo gravemente enfermo. La más ingenua de mis células no quiere ser parte de mí. Ha dicho que jamás y yo la sigo. Se irrita y yo la amo. Estoy enfermo gravemente enfermo… ¿Cómo ha de sentirse Dios con tantos hombres?
Al otro lado del Jordán
Al otro lado del Jordán está mi casa una herencia que Dios dejó a mi pueblo. Ven para que pueda compartirla. Es humilde mi casa ni siquiera tiene una puerta para hacerla mía pero el sol entra siempre muy temprano. Al otro lado del Jordán está mi casa que mana leche y miel. -También es tuya.
Entre la luz
Entre la luz que baña el mediodía de árboles y sombras desiguales el tiempo se detiene manso verde dormido en un rumor de hoja y pájaros como la paz sacramental de otro silencio que no perturba el zumo delicioso de las frutas. El círculo habitual de un hombre a solas se abre en los jugosos romerillos que salpican la paz del mediodía y cae sobre montañas neblinosas pesadas como antílopes de invierno. Están la luz y el hombre como a salvo habrá otro hombre caminando lento los versos que poblaron la memoria del que abrió su sonrisa como un círculo desde el silvestre romerillo hasta el no menos silvestre monumento en que la magia de Dios lo contemplaba sonriendo.
Tienes
la caña y el sedal el incógnito anzuelo la carnada el sueño sumergido en un abismo de aguas furibundas el ocio el tiempo. Tal vez te falte suerte o sólo la orilla elemental. -Sólo la orilla.
Cada instante
Cada instante pasado es el pasado: -la densa confusión de la penumbra. Cada minuto por vivir es el futuro: -todo ese más allá del horizonte. Sólo el presente es realidad: -tangible -vertiginoso -insobornable -éste.
Creación
El primer hombre tomó lo que no era e hizo algo. El segundo tuvo entonces algo y pronto halló la diferencia. El tercer hombre conoció en la diferencia lo diverso. El cuarto en lo diverso vio lo general. El quinto hombre tras lo general nombró lo nuestro. El sexto tomo de entre lo nuestro sólo lo que era propio. El séptimo hombre descansó.
Soneto
A la peña literaria de La Salud.
Uno se va detrás de algunos años poniendo en la raíz del optimismo graves cosas de dar con uno mismo limpias formas de amar, fieles escaños. De aquí, de allá, se inventa los peldaños de la palabra contra el egoísmo del último silencio. Ante el abismo podemos parecer menos huraños si hallamos en el fondo de la ausencia un alguien como tú, como la gloria de hacer inmarcesible lo querido. Para ese tiempo-fin de la existencia a buen recaudo dejo en tu memoria las cosas de soñar contra el olvido.
Los héroes
Los héroes de ahora mismo son felices montan sus camisetas en ts van al dancing en short y se divierten con video-cassette. -Qué reciedumbre. No saben poner bien todo su nombre no tienen para qué ellos son héroes y van con heroínas complacientes a birlar el amor. En fin los héroes no han hecho casa para tener hijos les falta la sonrisa y la inocencia que preñan la virtud pero son héroes de yo no sé qué sombra. -Qué moderna acritud. Con tales héroes tendremos buena paz y patria nueva.
En una taza de café
Para mi amigo y pintor Jorge Báez González
Amanece sorbo a sorbo en una taza de café, es preciso conciliar el airecillo de colores silvestres el anónimo piar de la mañana y el zumo de la dicha. Árbol de la heredad que es más que sueño. Metáfora de Dios trino omnisciente. Hagámoslo de modo que no tarde nuestro pincel en dibujar un gesto de gratitud en el albor del día. Digámoslo así sencillamente: Gracias. Preciso es reparar también los pormenores de la nostalgia febrilmente acantilada en las desnudas fibras del recuerdo como deuda mortal de los mortales. Holograma pueril de rostro inacabado. Que Dios una y mil veces nos perdone. Hora es de comenzar. Desde la sangre de los oficios solitarios vuelvo por la impiedad de ser a ser yo mismo: -Un frágil leviatán que a veces llora. No me preguntes cómo haré ni cuándo. Cuento contigo. Que Dios nos acompañe.
Como el ébano
Qué manos bien trabadas como el ébano -tan negras como el ébano- pulieron su ilusión en la madera virgen como la fe de los ancestros. Qué manos y qué sueño entre los dedos tallaron la fatiga de aquel parto que dio a luz la Virgen de sus ansias: -Pureza y negritud engalanada. Qué Dios sembró en los surcos de esas manos tanta humildad y majestad a un tiempo.
Habáname en tu pecho…
Nuestra Fuente de La India,
llegada en el año 1837 en un barco desde Italia.
Habáname en tu pecho dulce indiana. En ti la furia de los vientos cesa. Me enamoré de tu mirada presa del mítico fervor de la mañana. Me enamoré de ti mi Noble Habana, de la danza del aire que te besa y de su luz inaugural. Princesa de la serena majestad cubana. Tiene encanto el rumor del Mayabeque pero tributa al sur. Yo había soñado apacentar delfines en el prado de tu ilusión cuando decline el día. Habáname en tu pecho novia mía. Nunca esta sed en soledad se trueque.
Yo sueño aromas de miel
A mis amigos
el pintor y poeta saludeño Ignacio Cabrera Más
y su esposa Teresita
que tienen los mismos sueños.
Yo sueño aromas de miel cuando el laúd de mi infancia vibra junto a la fragancia de un cometa de papel. Sueño con el niño aquel alegre como el laúd, con mi padre, -y su virtud de amar el punto guajiro, que me empinó en un suspiro silvestre de La Salud.
Atrévete.
Atrévete a dudar aún si amanece un lunes de costumbre el tedio puede envejecerlo nublar su transparencia. Nada será habitual mientras tus manos acaricien un sueño. Que no se pierda en la desidia el milagro del parto. Atrévete no más. Ignora los senderos. El ecléctico azar ha concertado citas con la dicha.