Cinco municipios yucatecos: Tixkokob, Valladolid, Izamal, Progreso y Mérida la vieron trabajar afanosamente durante 47 años en pos de la educación infanto-femenina. Hoy gran parte de la península la venera.
Ángela nació en La Habana el 4 de septiembre de 1844 y al cumplir 21 años ya había obtenido el título de Maestra de Instrucción Primaria Elemental, otorgado por el Gobernador Capitán General don Domingo Dulce.
En el propio año de haberse recibido como maestra, 1865, fue nombrada directora de la Escuela Primaria de Niñas “Nuestra Señora de los Ángeles” de Sagua la Grande en la entonces provincia de Las Villas, al centro del país antillano.
Allí conoció al Profesor don Antonio Menéndez de la Peña, quien también regenteaba una escuela en Sagua la Grande, y se convertiría en lo adelante, y sobre todo después del matrimonio celebrado la noche del último día de abril de 1869, en su compañero de toda la vida.
De esta unión nacieron seis hijos: Antonio, Carlos, Sofía, Yara, Bolivia y Oscar.
El 1ro de mayo del propio año, -el día posterior a la boda-, constituye un punto de inflexión en la vida de estos pedagogos cubanos.
El clima político en la isla se había enrarecido desde que el 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes lanzara el grito de “Independencia y Libertad”, dando inicio a la gesta cubana conocida como Guerra de los Diez Años.
Muchas familias de intelectuales y patriotas cubanos se vieron perseguidas y acosadas por la corona española desde los primeros meses del ´69. Entre ellas la de los Menéndez, -desde el abuelo paterno hasta los más jóvenes. Después de varias consultas y pesquisas, el 10 de mayo zarparon en la goleta La Isabelita rumbo al puerto de Sisal, en el nor poniente del Estado de Yucatán. Así llegó la preceptora Ángela, de la mano de su esposo y de otros familiares, al país sano, bueno y hospitalario que le habían recomendado como refugio.
Se establecieron en Mérida y comenzaron sus labores en la enseñanza particular, pero para finales de año conocieron de la convocatoria para la plaza vacante en la Dirección del Liceo de Niñas en la Villa de Tixkokob. La profesora Ángela solicitó la plaza y en virtud a su nivel de instrucción, prestigio y limpia trayectoria alcanzados en los meses precedentes le fue otorgada de inmediato.
Tixkokob
El Liceo de Niñas abrió sus puertas con el sugerente nombre de El Porvenir, lleno de alumnas ávidas de conocimientos, con una rectora muy entusiasta y un amplio programa de enseñanza enriquecido complementariamente con nuevos aspectos para la formación femenina.
Hasta mediados de 1872 estuvo Ángela dirigiendo el afamado Colegio de Niñas de Tixkokob. En esa inolvidable tierra dejó múltiples afectos y la sepultura de su adorado padre, fallecido en 1870.
Las autoridades de Tixkokob emitieron el siguiente Certificado a la Profesora Ángela González de Menéndez:
…Se distinguió por su perseverancia y su celo en el cumplimiento de su deber profesional, en el transcurso del tiempo que tuvo a su cargo el Liceo de niñas El Porvenir. Presentó exámenes de satisfactorios resultados, los cuales merecieron todas las veces la aprobación de las autoridades y de los padres de familia.
Valladolid
Su segunda escala fue el municipio de Valladolid. Ahora encontraba una ciudad más entusiasmada con la educación de sus niñas y la inapreciable ayuda de su esposo Antonio y su cuñado Rodolfo.
El nuevo Liceo de Niñas bajo su cargo, en esta parte oriental de la geografía yucateca, se llamaba La Esperanza.
Un complejo plan de estudios abarcaba tanto a las niñas que comenzaban la educación primaria inferior como a las que ya cursaban la educación primaria superior, con asignaturas bien diseñadas para cada etapa y los nuevos conceptos pedagógicos complementarios que hacían la diferencia con el resto de la enseñanza de la época.
El compromiso había sido sistematizar la enseñanza en tan importante Liceo durante un tiempo previamente determinado y acordado con las autoridades del lugar.
En esta etapa el distinguido escritor don Felipe Pérez Alcalá dirigió a La Razón del Pueblo, el periódico oficial del Estado, una carta que entre otros elogios apuntaba:
El Liceo dirigido por doña Ángela González de Menéndez, instalado en un amplio, ventilado y cómodo local, se rige por un buen sistema. Cada señorita tiene su bufete independiente y exclusivo. Los textos de enseñanza son escogidos con acierto…
No pretender elevar la inteligencia del alumno a la altura del maestro, sino descender ésta, como una luz, a disipar las sombras de aquella, empleando un lenguaje fácil y comprensivo, tal es el método que sigue
¡Atrás la rutina! No basta saber: es preciso saber enseñar
Cumplido su trabajo sus pasos se encaminaron hacia Izamal en el centro norte de la península yucateca.
Izamal
En su Boceto Biográfico sobre Ángela González de Menéndez dice su cuñado y eminente pedagogo Rodolfo Menéndez de la Peña:
…el estado de la enseñanza del bello sexo, en Izamal y su partido, no era nada favorable hacia 1875. Se necesitaba crearlo todo, desde el buen método de enseñanza hasta el amor a la escuela…
Poco a poco mejoróse el establecimiento de la señora González de Menéndez, hasta llegar a conseguir excelentes condiciones pedagógicas y hallarse debidamente organizado. Se trabajó con empeño y asiduidad, con verdadera vocación y noble entusiasmo
El 1ro de febrero de 1875, abrió su Colegio en la ciudad de Izamal, en amplia casa, con buen mobiliario y más de sesenta alumnas. El plan de estudios era mucho más amplio que el oficial
Pronto los méritos de su trabajo se vieron reflejados en los avances y logros de las discípulas. Pronto los representantes de la Sociedad de Instrucción Primaria dieron a conocer su admiración y respeto por la preclara maestra.
Ángela desempeño la dirección pública del Liceo durante trece años (1875-1888), al cabo de los cuales se vio precisada a renunciar por motivos de salud. Su próximo destino seria fijar su residencia en Progreso.
En ese momento el H. Ayuntamiento le dirigió la siguiente comunicación:
La actual sociedad izamaleña está adornada de un considerable número de señoritas, flores cultivadas por la mano diestra de usted. Muchas de las niñas que fueron alumnas de usted, son hoy madres de familia, modelos de educación y moralidad, esposas que constituyen la dicha del hogar, tranquilo y feliz
Por tales motivos, la gratitud hace que Izamal se apene por la separación de usted, no solo porque pierda a la inteligente Directora de sus hijas; sino a la amiga, tierna y cariñosa, a la sacerdotisa de la educación, de importantísimo cometido sobre la Tierra
Progreso
Las autoridades de Progreso habían concebido la idea de fusionar los tres Liceos de niñas que existían. En 1888, cuando Ángela llegó a esta ciudad que mira al Golfo, no se daban las condiciones económicas para tal fusión. Mientras, se decidió establecer un Liceo con el nombre de Martina Marín en memoria de la primera maestra oficial que hubo en el Estado de Yucatán, con condiciones bien creadas y catorce señoritas de lo más escogido de Progreso. Poco a poco fue creciendo la matricula hasta alcanzar una cifra considerable.
El Liceo Martina Marín funciono con toda regularidad desde marzo de 1888 a igual mes de 1894 en que se fusionaron, al fin, las tres escuelas y se constituyó una sola Escuela Oficial con la misma denominación que ya tenía el Liceo de doña Ángela desde el ´88.
A partir de la integración de los colegios, Ángela trabajaría cuatro años más con la dedicación y el entusiasmo de siempre y mereciendo la confianza de las autoridades y los padres de familia.
Ya en 1898 solicitó permiso para visitar su ciudad cubana de nacimiento, La Habana, con el fin de restablecer su salud. Como no la recuperase en el tiempo acordado renunció a la dirección del Liceo progreseño.
La vuelta seria el regreso a la ciudad de sus más caros afectos: Izamal.
Izamal, definitivamente
A partir de 1899, y por un período de ocho años, comienza a dirigir el segundo Liceo de niñas en la culta ciudad de los Cerros. Según su biógrafo y hermano político, el profesor Rodolfo Menéndez “las ideas escolares fueron progresando en Izamal, lo mismo que en todo el Estado. La organización de la enseñanza, de conformidad con los modernos cánones pedagógicos, adquiría mayor perfección. Los métodos modernos remplazaban a los antiguos procedimientos y a las fórmulas rutineras que se empleaban en otra época para transmitir las nociones del saber”
En 1903 al inaugurarse la Casa- Escuela para señoritas del pueblo de Kantunil en Izamal, la Junta municipal del expresado pueblo, acordó por unanimidad ponerle el nombre de Ángela González.
El día 28 de abril de 1907 la educación pública izamaleña dio un salto de calidad memorable: se inauguró un “hermoso palacio de la educación y la enseñanza” según la prensa yucateca. Ese día, entre otras prestigiosas figuras, Ángela leyó un inspirado discurso. Los presentes aplaudieron largamente a la futura directora de tan elogiado plantel.
El éxito obtenido no pudo ser más satisfactorio. Una vez más dejo demostrado la directora del Colegio Civil de Niñas de Izamal sus vastos conocimientos y su nunca desmentido amor a la niñez femenina. Sólo la muerte la alejaría de la dirección del prestigioso colegio.
En 1913 recibió la maestra el título de Maestro Emérito del Estado de Yucatán.
Detrás de esa labor de sacerdotisa de la educación femenina había una estructura muy sólida de conceptos pedagógicos que llegan a nuestros días y asombran por la valentía con que fueron enunciados y puestos en práctica.
En el discurso que doña Ángela pronunciara al inaugurar el Colegio Civil de Niñas de Izamal pueden verse algunas consideraciones sobre la importancia y objetivos de la educación de las niñas:
Noble idea, es la elevación de la mujer por la educación. De ella, que desde pequeña, es la alegría de la casa, el consuelo del hombre en los días de amargura; de ella que joven, es la delicada flor que espiritualiza, que perfuma el ambiente; de ella, que cuando su inteligencia está ilustrada y sus sentimientos purificados por la ciencia y la moral, refleja su vida y su belleza en los seres queridos y convierte en deliciosa morada, el recinto del hogar; de ella, que cuando esposa, fortificada su inteligencia por el estudio, arraigada la virtud en un corazón, es todo amor, dulzura y abnegación; de ella, que en todas ocasiones, aun en las más difíciles y angustiosas, con su prudencia y su cariño, sabe calmar las tempestades del corazón del hombre.
Parece que la naturaleza ha querido colocar en manos de la mujer los hilos todos de la felicidad y grandeza del hombre.
Hija, madre o esposa, es el guardián de la sociedad y la encargada de conducirla a la meta de todo su encanto, por el camino del bien, de la virtud y del progreso.
…educar a la mujer es el mejor modo de moralizar y regenerar a las sociedades.
Preparémosla, pues, con fervoroso empeño para las delicadas funciones del hogar, y para salir airosa en las múltiples labores en que pueda tomar parte.
Ángela Rosalía González-Benítez y Serrano, nuestra Ángela González de Menéndez, falleció en Izamal el 13 de abril de 1918 a la edad de 73 años.
Marianao, febrero de 2018.